La mujer presenta una mayor prevalencia de enfermedades crónicas, especialmente musculoesqueléticas o enfermedades más características de la mujer que desarrollan dolor. También padece, más frecuentemente, factores predisponentes para el desarrollo de dolor crónico (obesidad, trastornos de ansiedad o depresión, alteración del sueño o violencia interpersonal). Pero, a pesar de estos hechos, el dolor crónico es mayor y más prevalente en la mujer, incluso en presencia de la misma enfermedad y los mismos factores de riesgo. Este artículo explora los hechos diferenciales que determinan el procesamiento del dolor entre las hembras y los machos, entre las mujeres y los hombres. Se destaca cómo la mujer detecta antes el estímulo nociceptivo, responde con una mayor intensidad, utiliza menos el control automático del mismo y lo procesa más pausadamente, utilizando estructuras cerebrales especialmente relacionadas con el procesamiento emocional y la memoria. Estas diferencias, que subrayan un abordaje diferencial ante las amenazas y potenciales lesiones, se inician también en las interacciones que se producen entre el sistema inmunológico y las neuronas en el desarrollo de las lesiones, siendo los mecanismos de señalización celular y molecular distintos entre mujeres y hombres, lo que abre la puerta a la comprensión de esta relación entre el dolor y la mujer, y facilita un abordaje terapéutico más específico.
Palabras clave: Dolor. Mujer. Mecanismos.